top of page

SOPA DE PORO Y PAPA

Actualizado: 10 jul

¿Cuál es tu comida favorita?

Esta pregunta la suelo escuchar recurrentemente y durante mucho tiempo me causaba mucho conflicto tener que contestarla porque ¿Cuál puede ser? ¿Se puede tener un favorito? ¿Existirá una persona que pueda contestar fríamente esa pregunta sin enfrascarse primero en un duelo interior a vida o muerte donde si eliges el mole de tu mamá podrías estar traicionando el amor que le tienes al caldo de camarón que hace tu abuelita? Drama.

Por supuesto que mis respuestas siempre fueron variadas, podía un día responder que me gustaba el pozole, al otro día era mole de olla, una semana después sería la sopa de "arroz aguado" de mi mamá y en un mes el glorioso caldo de camarón de mi abuelita Mago. Sin embargo después de encontrar todas esas variantes encontré un común denominador que, por si no lo haz notado, tiene que ver con esa gama de platillos que se conforman de caldos complejos, esos platillos que muchas veces pueden ser "la entrada" de una comida, una sopa, pero que si la miras de lejos logrando ver todos sus elementos podemos notar que son súper complejos, son platos fuertes con todas sus letras.

Después de este análisis mi respuesta comenzó a cambiar:

- ¿Cuál es tu comida favorita?

- No podría elegir una, es como pedirle a una mamá que elija entre sus hijxs a un favoritx. Sin embargo puedo decir que todo lo que sea caldoso es lo mío, aunque haga calor.




Los platillos caldosos y las sopas han sido por mucho tiempo símbolo de apapacho materno, de ese platillo ideal para sobrellevar los resfriados, las enfermedades estomacales o para curarse el malestar después de una noche de excesos, porque no hay nada más restaurador para el cuerpo y el alma que un caldito bien calientito que te haga entrar en calor y "sudar" para eliminar todo eso que nuestro cuerpo no necesita. Un profesor de la universidad siempre nos decía que su remedio infalible para curarse una gripa era ir a su puesto de caldos de gallina de confianza y comerse un caldo bien caliente con mucho chile de árbol, porque como sabemos cuando hacemos esa mezcla... pues las cosas comienzan a fluir y, en definitiva, tendremos al menos una nariz menos congestionada.


(Foto: Alejandro Dávila)

Las sopas, como base de la alimentación cotidiana y familiar, son algo sagrado e inamovible. La casa de mi abue es donde recibí la mayor parte de conocimientos en cuanto a la variedad de caldos y sopas que existen cotidianamente en nuestra compleja cocina mexicana, de ahí quizá el amor que le tengo a estos platillos. Entre esas sopas y caldos fue que crecí, es la comida que me acompañó y nutrió para llegar al lugar que estoy ahora, porque al final, si no hubiéramos comido todos esos manjares de niñxs ¿qué cosas añoraríamos ahora? No concibo vivir en un mundo donde no existe las sopas de mi mamá, mis tías, mis abuelas ¡¿UN MUNDO SIN SOPA DE PORO Y PAPA?!


Aquí es donde llegamos al "meollo" del asunto, la sopa de poro y papa. Hace unos días me encontraba ideando qué comer en estos tiempos de cuarentena, no tenía mucho en el refri y me estoy tomando muy enserio el tema de no salir de casa, sin embargo sabía que había unas papas que debía usar pronto, eso de tirar comida no está bien, así que hablando con E me dio la idea de la sopa de papa. Tremenda sorpresa me llevé al tratar de recordar cómo es que la hacen mi mamá y mi abue, sabía que tenía presente algunos detalles, me dedico a la cocina, puedo pensar algunos procedimientos y creo que hubiera podido llegar a un resultado similar, pero la información completa estaba completamente perdida en mi mente, y más que la información"genérica" de la sopa, no tenía concretamente la información valiosa para mí, la receta familiar. Así que llamé a mi mamá quien no recordó tampoco la receta, igualmente tenía algunos datos pero no la receta completa, así que terminó la conversación diciendo "llama a tu abuelita, anota la receta que te dé y luego me la das, porque esa información es valiosa". Llamé a mi abuelita y después de una bella conversación en la que ella explicaba "santo y seña" de por qué y para qué es que el proceso de la sopa se realiza de esa forma  terminó diciéndome que "cualquier duda que tuviera volviera a llamarla". Antes de terminar esta entrada con la receta de la sopa debo recalcar que, a pesar de que la sopa no la cocinó (directamente) mi abue, sí supo como si ella lo hubiera hecho, después de una explicación tan detallada y amorosa de su receta, era obvio que esta de forma "indirecta" iba a estar impregnada de su dedicación y cariño, porque al final esto es la cocina mexicana cotidiana ¿no? La cocina mexicana que encontramos en la mayoría de los hogares y que nutre a todas (¡TODAS!) las personas que vemos en nuestro día a día. De ahí la importancia que tiene darle el valor que se merece, de ahí que las familias tengan esa organización e importancia en nuestra sociedad ¡Admiremos de igual forma la sopa de papa hogareña que cualquier plato de esta nueva cocina mexicana! 


Ahora sí, la receta. Este es un plato muy sencillo para el cual no necesitamos muchos elementos y bien puede hacerse en unos 30 minutos. Esta receta es para 4 personas.


Ingredientes:

- 0.500 kg papa cocida (debe estar muy muy suave)

- 0.150 kg poro picado

- 0.020 kg mantequilla o aceite

- 1 diente de ajo picado finamente

- 2 lt de caldo de pollo o de verduras caliente

- 0.005 kg perejil finamente picado

- Sal y pimienta al gusto


Procedimiento:

1. En una cacerola previemente caliente poner el aceite y en seguida el poro para que este comience a acitronarse. Cuando esté ligeramente suave agregamos el ajo y continuamos acitronando

2. Cuando el poro y el ajo comiencen a tomar un tono dorado, agregamos las papas cocidas y, con la ayuda de un "machacador" (como el que usamos para hacer frijoles refritos) comenzamos a aplastar las papas. La idea es que sólo estén machacadas y no completamente puré porque, como dice mi abue, deben quedar algunos trozos para que la sopa tenga consistencia.

3. Mezclamos las papas con el sofrito de poro hasta que quede homogénea la mezcla

4. Agregamos el caldo caliente a las papas y mezclamos. Según lo que dice mi abue es que el agua debe estar caliente y no "cruda" para que la preparación no pierda calor

5. Una vez que dé hervor sazonamos con sal y pimienta. Dejamos que la sopa hierva un poco para tome más consistencia el líquido

6. Agregamos por último el perejil picado. Rectificamos sazón y servimos.







0 comentarios

Comments


bottom of page